Movimiento ecologista: el embrión de una nueva política

Diciembre 2006


El ecologista Jorge Eduardo Rulli es uno de los fundadores del Grupo de Reflexión Rural que inició en la Argentina la lucha contra el modelo agroexporador de forrajes. En esta entrevista analiza el activismo ambientalista en el país que se caracteriza por el modo de hacer política a través de la participación activa de los vecinos agrupados en asambleas. El año lo cerraron con una marcha colorida y multitudinaria en Plaza de Mayo.

J.R.: En la marcha hubo una variedad de abordajes de la cuestión ecológica realmente sorprendente, muchos vecinos, mucha gente del interior de diferentes localidades expresando y manifestando angustia y problemas ambientales concretos como las papeleras, la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE), la minería en Andalgalá, Famatina y Esquel y las fumigaciones con agrotóxicos. Con respecto a los participantes, fue un encuentro humano muy importante. Allí estuvieron personas notorias de la militancia ambiental que envejecieron en estas luchas como Miguel Grimberg, Javier Rodríguez Pardo, Martín Nunciata y Silvina Buján.

¿Qué repercusiones esperan?

J.R.: Creo que pueden ser muy importantes dado que es la primera vez que logramos instalar con esta magnitud el tema ambiental en los medios de comunicación y en los espacios públicos de Buenos Aires. Lo que sí lograremos es crear conciencia sobre el problema y esto implica un cambio en la mirada ambiental desde los sectores políticos de la Argentina. Estamos enfrentando una crisis profunda del pensamiento político y la ecología permite recobrar una mirada global, reaprender a articular la diversidad y encontrar una nueva mística. Esta asamblea multitudinaria, ecologista y ambientalista en la plaza de Mayo viene a cortar aguas en el sentido de discutir un pensamiento político. A partir de ahora van a estar obligados a abrir una agenda ambiental y por lo tanto a repensar el país.


El conflicto de las papeleras fue el que se instaló con más fuerza, pero no hay que desestimar otras luchas como la de los vecinos de Esquel por el No a la mina


J.R.: Sí, la lucha de los vecinos de Esquel también fue importante pero creo que el caso de Gualeguaychú ha sido decisivo. Quizá su impacto en el plano internacional por el conflicto que desata con Uruguay hizo que pegue mucho más fuerte que las asambleas vecinales contra la minería. De hecho la gente de la Asamblea de Gualeguychu fue la más numerosa, respetada y conocida en esta marcha. Este conflicto no solo instaló el tema ambiental en la agenda argentina, también obligó a que dejáramos de tener a un sin vergüenza de secretario de Medio Ambiente como era Sabino (Atilio), ex gerente del CEAMSE, y pasemos a tener una ambientalista (Romina Picolloti). De todas maneras la marcha es un acuerdo entre las asambleas contra la minería y la asamblea de Gualeguaychú.

Háblame del lema de la marcha: “contra la contaminación y el saqueo de los recursos naturales”

J.R.: Aquí estamos apuntando a un tema que esta invisibilizado y es que la globalización condujo a que hoy nuestro país sea proveedor de commodities -soja- y materias primas -petróleo crudo, minería, pasta de papel-. El pensamiento político de izquierda que nos gobierna no quiere verlo porque se mantiene atado a los paradigmas del siglo XIX y XX, entonces la ecología viene a renovarlo ofreciendo otras perspectivas como pensamiento político, donde la necesidad de ver el saqueo de nuestros recursos naturales se instala como un tema crucial dentro del "nuevo colonialismo" al que estamos sometidos. Hasta ahora la izquierda ha gritado contra el ALCA mientras come soja, es más, hoy grita contra la oligarquía vacuna y respalda las exportaciones record de la cosecha de soja. Es más fácil gritar contra la oligarquía vacuna que hoy prácticamente no existe porque los sojeros la han desplazado a un lugar secundario casi irrisorio, mientras tanto se extiende la frontera agropecuaria y se termina con la ganadería en la Argentina.

Otro punto para rescatar de este movimiento es el intento de darle un giro a la democracia formal actual

J.R.: Sí, porque la clase política esta cerrada a la participación popular y esta manifestación ecologista esta abriendo las posibilidades de que tengamos una democracia más participativa ya que los grupos vecinales están reclamando sentarse a discutir en los lugares donde se planifica el territorio o las producciones. Es muy importante el nivel horizontal de las asambleas de la mayor parte de los grupos, su nuevo activismo y su mística que refiere a épocas antiguas de la política. Ojalá que los dirigentes sean capaces de abrir sus agendas a la gente y no que solo incorporen una agenda ecológica. También habrá gente que implementará nuevas políticas de maquillaje para no modificar el sistema en profundidad y otros que especularán con hacer un partido verde. Por eso es necesario aclarar que nosotros no somos el embrión de un nuevo partido político, somos el embrión de una nueva política que es diferente. Es decir, lo que este movimiento de vecinos preocupados por la ecología pretende cambiar desde sus raíces es el modo de practicar la democracia y de hacer la política. Este es un objetivo central que no podemos perder de mira.

Y habría que empezar eliminando el artículo 22 de la Constitución Nacional

J.R.: El artículo 22 que dice que la gente no participa sino a través de los partidos políticos es un anacronismo total, de hecho hoy están vacíos, conducidos por gente que no entiende nada, que cuando necesitan que les circule un poco de adrenalina se van a Cuba a pasar vacaciones, vuelven cargados de socialismo y luego aquí se dedican a hacer un desarrollismo con las transnacionales. La única manera de abrir la democracia a la gente es establecer otros canales de participación a través de la sociedad civil y de los grupos de vecinos.

Igualmente esa ley no impide que los vecinos participen o intenten participar en la toma de decisiones

J.R.: Claro porque la gente esta obligando a hacer plebiscitos y a cambiar las políticas. En la Argentina muchos creen que las leyes pueden cambiar la práctica, pero es al revés, la práctica establece o modifica la ley, de otra forma es una visión autoritaria, desde arriba. Nosotros como ecologistas creemos que la ley esta hecha desde el ensayo y el error, desde el activismo de cada día, igual que en la naturaleza, entonces seguramente que lo de hoy es un hecho histórico porque instala en la calle el tema ecológico y tiene que generar un nuevo pensamiento jurídico, no solamente un nuevo pensamiento político. Pero sin duda lo más importante es la gente en la calle.

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