27/06/06
Por María Inés Aiuto
En el marco del Foro de Resistencia contra los Agronegocios, Alfredo Galli, ingeniero agrónomo e integrante del Grupo de Reflexión Rural, Argentina, y Teodoro Vázquez, secretario Ejecutivo de la Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Santa Cruz, Bolivia, dialogaron acerca de la producción de soja orgánica y transgénica. Cada uno expuso su visión acerca del avance de esta oleaginosa y el modelo que conlleva y sobre la producción de alimentos en sus respectivos países.
La Federación mencionada aglutina a 25.000 campesinos organizados en asociaciones, sindicatos y cooperativas distribuidos en cuatro provincias. La sede se encuentra en la capital de la provincia Obispo Santiestevan.
-¿Ha avanzado el cultivo de soja transgénica en Bolivia?
-Teodoro: Si bien hay un avance de la soja, no fue así con la semilla trangénica porque los mismos compañeros de las áreas rurales detectaron que es menor su rendimiento. Mientras que con la soja convencional se obtienen 2,5 toneladas por hectárea, con la transgénica se sacan 1,80 a 1,90 toneladas. En Bolivia todavía podemos trabajar con las semillas convencionales y hoy podemos sobrevivir mejor ya que tenemos mejores condiciones para acceder a la alimentación.
- ¿Si la producción con soja transgenica fuera favorable la sembrarían?
- Teodoro: Creo que no, porque este año hicimos un trabajo de concientización con los hermanos sobre la posibilidad de seguir usando la soja convencional. De esta forma, los pequeños productores nos independizamos de los grandes empresarios y podemos exportar por nuestra cuenta. Nuestro sistema es producir no con cantidad (como el sistema de monocultivo intensivo) sino con calidad. Hacemos soja orgánica porque tenemos los compradores, gracias a la apertura reciente para exportarla a Venezuela. Por otro lado, no sólo queremos exportar el grano, tenemos un proyecto de industrializar la soja en nuestra área de producción y de esa manera exportar y consumir los derivados orgánicos.
- ¿Cuál es la postura del Grupo de Reflexión Rural con respecto a la soja orgánica?
- Alfredo: Lo que dice Teodoro me recuerda al Contra Encuentro de Iguazú cuando la gente del ITEPA nos contaba que iban a instalar más máquinas y procesadoras para hacer soja orgánica que ya estaban vendiendo a Suiza, es lo que le llaman la soja solidaria. Mientras que el fin de aquella reunión era dejar en claro que cualquier soja, sea orgánica o transgenica, es la misma cara del mismo problema, es una trampa y te invade. Es una política contra del pequeño agricultor, una política gringa que entra con cara de buena y nos convierte en sus sirvientes.
Por ejemplo, Bolivia tiene tradición de agricultores, saben hacer de todo, papas, habas, garbanzo y sin agroquímicos. Entonces hacer soja es copiar el modelo del enemigo, un modelo que tarde o temprano va contra el pequeño agricultor.
- ¿Tú crees Teodoro que en Bolivia están copiando el modelo del enemigo con cara de bueno?
Teodoro: nosotros hemos elaborado nuestros propios insumos para la siembra orgánica y de esa forma hemos exportado frijol [de soja] orgánico a Colombia. Nuestro criterio es avanzar poco pero con algo concreto en defensa del sistema alimentario, es un trabajo duro pero nuestros compañeros han ido creando conciencia de que para sobrevivir y para tener una vida sana hay que trabajar con el sistema orgánico.
-Alfredo: Pero hay que tener en claro que la soja no es alimento, es un forraje y no para tu gente si no para exportar. Nosotros estamos muy mal pero ustedes que tienen todo un capital de agricultores para qué buscan ese modelo para exportar cuando hay hambre en todos lados. ¿Por qué no producen alimentos de calidad en vez de soja? como papa, trigo, legumbres. Si Venezuela es comprador de alimentos, ¿por qué no en vez de venderle soja no venden alimentos? De esta manera cae en la trampa Bolivia y Venezuela.
-Teodoro: lo que me dices es por las experiencias que tuvieron ustedes, pero nosotros a través de nuestro proyecto no pensamos solo en exportar soja sino que tenemos distintas producciones como papa, cebolla, tomate, arroz, yuca, maíz y nuestra idea es implementar todo lo que es orgánico.
- ¿Qué porcentaje de tierra esta destinado para soja de exportación y que porcentaje para hacer alimentos?
Teodoro: el mayor porcentaje lo tienen los terratenientes por eso le decía nosotros no queremos competir con cantidad sino con calidad. Por ejemplo, yo soy productor pequeño, tengo en total 50 hectáreas, piense que nuestras familias están integradas por 10 personas. De esas hectáreas, diez son para sembrar y destino cinco para soja, dos para maíz, media para papa y cebolla, y el resto para arroz, es decir, diversifico mi área de producción. Entonces no necesito implementar insumos en grandes cantidades como los fertilizantes o agrotóxicos porque las 10 hectáreas las puedo mantener con mi propio esfuerzo, con mis herramientas puedo controlar la maleza. Y luego exporto directamente y obtengo rentabilidad, como pasó con la primera experiencia con el fríjol y con la soja que obtuvimos una mejora en nuestras ganancias. Porque antes los grandes empresarios eran nuestros acopiadores y teníamos que enviarle la soja y nosotros éramos deudores. En cambio hoy hemos cambiado la política, exportar y ganar nosotros. Es decir, beneficiarnos del sacrificio que estamos haciendo en nuestro terreno.
- Si ya no dependen de las acopiadoras, ¿cómo hacen para exportar?
Teodoro: Estamos construyendo nuestros propios acopios de silos en lugares dispersos donde podamos juntar toda la producción de excedentes que tengan los hermanos campesinos. La Federación representa a las organizaciones y realiza la exportación. Luego, de acuerdo a lo que cada campesino ha acopiado se les paga.
-¿Cuál fue la experiencia en Argentina con la soja orgánica?
Alfredo: Aquí empezó siendo orgánica pero no les convenía, se reemplazó por la transgénica y terminó con los pequeños agricultores. Hoy estamos importando lentejas de Canadá, que casi no se pueden comprar por lo caras que están, vamos a importar leche, vamos a comprar trigo porque se ha sembrado muy poco y en cambio se siembra cada vez más soja, que gana terreno porque se produce a gran escala. Por lo menos deberíamos comprarle alimentos a Bolivia como lentejas, garbanzos y habas. Me parece que cuando entra la soja tarde o temprano, por más libertarios que sean los productores, es un lugar donde no se sabe cómo salir.
-¿Temen caer en esa trampa en Bolivia?
Teodoro: esperemos no caer en esta trampa de los grandes exportadores ni tampoco en la política que emprende el Banco Mundial. Esperemos seguir actuando como hasta ahora, que cada una de nuestras familias siga consumiendo la leche que produce. Como le explicaba, cada familia en Bolivia tiene aproximadamente 50 hectáreas, de las cuáles 10 hectáreas se usan para cultivar, pero también tenemos nuestro ganado, tenemos nuestros criaderos de cerdos, de gallinas, entonces todo lo que producimos lo consumimos y también lo vendemos. Yo tengo 25 vacas y todavía tenemos una reserva de 5 hectáreas para mantener el medio ambiente, para la purificación del aire.
-¿Qué les ha ofrecido el Banco Mundial?
Nos ofrecieron créditos y muchas cosas bonitas, pero los rechazamos. Entonces, para ayudar a aquellos hermanos que no tienen los recursos para trabajar juntamos dinero a través de nuestras organizaciones y arreglamos un convenio con una financiera que ofrece un crédito a razón de un 4% anual. De esta manera, el productor puede trabajar y pagar a largo plazo y si pierde en esa época de siembra, bajo una investigación en su área de producción, le hacemos el año de gracia para que no caiga en la trampa de deudor o que se le cargue una multa de acuerdo a la ley que tenemos en Bolivia.
-Los campesinos de Bolivia han sufrido mucha violencia ¿cómo es situación con el nuevo gobierno?
Teodoro: Sí, hemos tenido muchas situaciones de violencia antes de llegar al poder. Muchos compañeros han muerto como en el caso del febrero negro y el octubre negro donde han caído más de 100 campesinos que estaban en las marchas. Pasamos varios días de huelga de hambre, bloqueos, enfrentamientos con militares, pero hoy las organizaciones sociales logramos revertir esas represiones. Los grandes empresarios dicen que ahora nos van a bloquear a nosotros, porque a los campesinos ya no nos interesa bloquear, ya no nos interesa protestar sino que nos interesa construir, fortalecer con un proyecto al gobierno para que canalice algún financiamiento. Ese es nuestro apoyo, nuestra construcción hacia futuro donde podamos ir avanzando con este instrumento político.
Hoy estamos llegando a la asamblea constituyente para reconstruir Bolivia con un nuevo Constitución política del estado. Es un proceso y esperamos poder vencer a los grandes empresarios y a la derecha a través de leyes que no apoyen el neoliberalismo.
Hemos luchado y construimos el instrumento político en primer lugar y luego nos proyectamos hacia un gobierno. Ahora estamos en el gobierno, pero todavía no hemos conseguido el poder.
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